lunes, 21 de marzo de 2011

21 DE MARZO, TRES CONMEMORACIONES EN UN MISMO DÍA

Pocas fechas encontraremos que concentren un mayor número de conmemoraciones que la del 21 de marzo:
Día Internacional para la Eliminación de toda forma de Discriminación: La ONU a través de este día quiere recordarnos su propósito de combatir y erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y todas las formas relacionadas de intolerancia que se llevan a cabo en diferentes partes del mundo.

Día Forestal Mundial: El 21 de marzo es el primer día de otoño en el hemisferio sur y el primero de primavera en el hemisferio norte. De este modo, para marcarle carácter simultáneo en todo el mundo, los estados miembros de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) eligieron, en 1971, esta fecha para celebrar el Día Forestal Mundial.

Día Mundial de la Poesía: En 2000, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró al 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía. La intención del organismo fue resaltar la importancia cultural y social de esta forma de arte, con actos y festejos conmemorativos. Por eso, cada año se celebran cientos de eventos en todo el mundo que tienen a la poesía como eje central.
Desde el Proyecto Lector hemos querido aprovechar este día, de tan marcado carácter interdisciplinar, para acentuar la presencia de la poesía en aulas, tablones y pasillos, exponiendo creaciones propias del alumnado, elaboradas en los Talleres de Poesía, así como obras de poetas cuyo tema está relacionado con la vegetación de nuestro entorno. También se ha vuelto a hacer uso de un material, elaborado hace varios cursos por el Seminario de Medioambiente, en el que está fotografiada y clasificada la vegetación del Parque Figueroa y que también se acompaña de poemas.
  Hay un poema de la uruguaya Juana de Ibarbouro que podemos      considerar como una metáfora  de esta triple conmemoración:
 
La Higuera
 Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
JUANA DE IBARBOUROU

Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo  en "Espejos" establece una galería de discriminados/-as a los que, irónicamente, denomina “Diablos”. El diablo es musulmán, judío, mujer, homosexual, indio, negro, extranjero, pobre… Mostramos un ejemplo:
EL DIABLO ES POBRE
Se relamen mientras usted come, espían mientras usted duerme: los pobres acechan. En cada uno se esconde un delincuente, quizás un terrorista.
Los bienes de pocos sufren la amenaza de los males de muchos. Nada de nuevo. Así ha sido desde que dueños de todo no consiguen dormir y los dueños de nada no consiguen comer.
Sometidas a un acoso de miles de años, las islas de la decencia están acorraladas por los turbulentos mares de la mala vida. Ruge el oleaje, que obliga a vivir en alarma perpetua. En las ciudades de nuestro tiempo, inmensas cárceles que encierran a los prisioneros del miedo, las fortalezas dicen ser casas y las armaduras simulan ser trajes.
Estado de sitio. No se distraiga, no baje la guardia, no se confíe: usted está estadísticamente marcado, y a la corta o a la larga tendrá que sufrir algún asalto, secuestro, violación o crimen.
En los barrios malditos esperan, agazapados, mordiendo envidias, tragando rencores, los autores de su próxima desgracia. Son vagonetas, pelagatos, borrachos, drogadictos, carne de cárcel o bala, gentes sin dientes, ni camino, ni destino.
Nadie los aplaude, pero estos ladrones de gallinas hacen lo que pueden imitando, modestamente, a los maestros que enseñan al mundo las fórmulas del éxito. Nadie los comprende, pero ellos aspiran a ser ciudadanos ejemplares, como esos héroes de nuestro tiempo que violan la tierra, envenenan el aire y el agua, estrangulan salarios, asesinan empleos y secuestran países.
EDUARDO GALEANO, en Espejos

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